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Fue descubierta la escultura en homenaje  al presbítero Vicente Piñero

01/12/2023

El Departamento Ejecutivo encabezado por el intendente Miguel Gesualdi encomendó al artista Marcelo Daverio la realización de la escultura del padre Vicente Piñero. La misma fue instalada en Saavedra y Arroyo Giles el jueves 30 de noviembre. La obra fue descubierta por el Intendente y por el autor.

 

En la oportunidad, estuvieron presentes, el diputado Provincial Carlos Puglelli, el presidente del H.C.D., Gustavo Lennard, concejales, consejeros escolares, la secretaria de Gobierno, Verónica Di Tata, el coordinador de Políticas Culturales, Bautista Castaños, el coordinador de Turismo, Alfonso Ponchione,  el cura párroco Norberto Chirigliano, representantes de la educación, vecinos.

 

Piñero es considerado por quienes estudiaron nuestra historia, fundador de San Andrés de Giles y pidieron hace más de 20 años que se lo reconozca como se merece. Por Ordenanza 877 del año 2003 comenzó a realizarse un acto anual en su honor. Además, la calle que bordea el Arroyo Giles se llama Piñero. Se suma ahora la escultura en el lugar del principio de todo.

 

El presbítero, el 8 de octubre de 1793, tomó posesión de las tierras donadas en ese mismo lugar de Arroyo y Saavedra.

 

Las tierras próximas a la Cañada de Giles, fueron donadas por Francisco de Suero y Giles a nombre del Niño Dios y San José.


Luego comenzarían las subdivisiones.

 

Marcelo Daverio dijo que “fue un desafío muy grande porque no es fácil ponerle un rostro a la historia, más en un caso así donde no hay dibujos, no hay fotos, entonces a través del volumen tenemos que contar que cuando Vicente toma posesión de las tierras, entre los actos más importante arranca pasto y lo tira como símbolo que ya decidía sobre estas tierras. Hay que recordar que esta zona era parte de los Pagos de Areco. La lejanía de quienes vivían aquí impulsó al Padre Piñero a pedir tierras acá para armar un oratorio. En ese gesto comienza nuestra historia”.

 

Explicó que “por detrás de la escultura, en su base, hay como un círculo que se va cerrando, como el comienzo de algo que está en construcción. La prueba está en la pequeña escultura que mira hacia la ciudad, colocada 230 después. Esa idea entró en victoria, fue lograda con grandes creces. Del pequeño muro se desprende la figura que va hacia adelante dando el primer paso arrojando tierra y pasto. Nuestra sociedad siempre ha sido solidaria y participativa y en la escultura ese pasto no está tirado, está en su mano entreabierta, como ofreciéndonos un futuro”.

 

“Espero que sea de su agrado, se puso mucho en juego la colaboración de mucha gente que me aportó ideas, Graciela León, Patricia Piazzo, mucha gente que me acercó material. A Dios gracias hay artistas que han respetado en forma rigurosa la ropa de época, que tipo de zapatos se usaba, entonces todo eso aunado nos dio como resultado final, para mi versión como artista, la realización de esta obra”.

 

“El cura párroco Norberto Chirigliano contó que el Padre Piñero fue ordenado sacerdote en Santiago de Chile en 1777. En 1786 fue nombrado párroco interino y definitivo en 1791 del Pago de Areco, extenso curato que comprendía los actuales partidos de San Antonio de Areco, Carmen de Areco, San Andrés de Giles, Baradero, Zárate, Campana y Exaltación de la Cruz. En 1792 se bendijo la segunda Iglesia de Areco bajo su impulso. Debemos destacar dos aspectos fundamentales de su obra apostólica. El primero, la atención de las necesidades espirituales de los pobladores de esta zona, alejada más de cinco leguas de su parroquia. Esto lo llevó a solicitar a Juan Francisco de Suero en 1793 la donación de un terreno para edificar una Capilla. El segundo es la fuerza, el empeño y el empuje que desarrolló para llevar a cabo su obra. Complicadas gestiones entre quienes disputaban la posesión del terreno y luego ante la Curia Diocesana de Buenos Aires, llevadas adelante personalmente a pesar de las distancias y dificultades del viaje. Finalmente, en octubre de 1800, el virrey Aviles autorizó la construcción de la Capilla. Allí comenzó un nuevo desafío, delinear una población y vender los terrenos para con el dinero obtenido construir el oratorio. El 30 de noviembre de 1806, festividad de San Andrés Apóstol, hace hoy 217 años, pudo celebrar la primera misa y ver concluida su obra. Preocupación por las necesidades de sus feligreses y esfuerzo constante para darles respuesta fueron características fundamentales de su trabajo que hoy nos toca continuar. Yo agregaría algo. Cuando decimos preocupación espiritual es algo más integral. Debemos entender que en aquella época lo espiritual, lo material, la preocupación por la gente, que tengan derechos a muchas cosas era la realidad. En ese sentido, a 217 años, damos gracias a Dios que aquel sueño que él tenía hoy es una realidad que invita a seguir creciendo”.


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